MANEJANDO LA ANSIEDAD PARTE 1

Tips para reducir la ansiedad en el día a día.

La ansiedad es una respuesta natural y adaptativa frente a situaciones que consideramos amenazantes. Es normal sentirla, siempre que no la experimentos con una intensidad muy alta, de manera frecuente y desproporcional a la situación que la genera. El rango de situaciones que pueden generar ansiedad a una persona es infinito y así, las formas de manejarla, por lo que, en esta primera parte, decidí mencionar puntos generales a tener en cuenta. Para la segunda parte de este post, voy a agrupar en categorías aquello que genera ansiedad a quienes respondieron vía Instagram (@schahinms), y así contarles qué me funciona a mí, y plantearles ciertas preguntas y reflexiones sobre las que tal vez no se hayan cuestionado antes.

Sobre prevenir la ansiedad.

  • Identificar y preparar: debemos ser conscientes del estilo de vida que vivimos y de lo que este requiere. Las situaciones que nos generan ansiedad, por lo general, son recurrentes. Al identificarlas, sabremos cuando se avecinan y podremos estar listos para abordarlas con calma y una mente serena. También es importante ir evaluando qué nos funciona en qué ocasiones. Que ya nos haya pasado no quiere decir que nos tenga que seguir pasando.
  • Ir un paso a la vez: repitan después de mí “siempre vamos a terminar de hacer todo lo que tenemos que hacer”. Pero cuando intentamos hacerlo todo a la vez, lo único que logramos es bloquearnos mentalmente. Es más productivo emplear toda nuestra concentración en una sola tarea a la vez, para luego pasar a la siguiente.
  • No dar importancia a cosas que no son trascendentales: si no es algo que va a tener un impacto significativo en nuestra vida, ni siquiera debería ser una preocupación. Cuando empezamos a vivir con esta mentalidad, la ansiedad disminuye notablemente, porque disminuyen la cantidad de situaciones que pueden generarla. Una forma de lograr esto es empezar a ejercitar este pensamiento por medio de pequeñas acciones diariamente, hasta que poco a poco se vuelva parte de nuestra vida. Por ejemplo, repetir una frase que nos recuerde esto cada vez que sea necesario (la mía es: todo pasa).
  • No comprometernos con más de lo que podemos hacer: somos capaces de hacer cualquier cosa que nos propongamos, pero no podemos hacerlo todo a la vez. Antes de decir que sí a todo lo que nos gustaría hacer, tenemos que evaluar nuestra disponibilidad de tiempo y energía.
  • Establecer prioridades: es importante evaluar en qué momento de vida estamos y qué se quiere lograr en él. Una vez tengamos claras nuestras prioridades, podemos ir restando importancia a todas esas cosas que no lo son. No quiere decir que no podamos hacerlas, pero ahora califican como una actividad opcional. Y es increíble la paz que la palabra opcional nos puede brindar.
  • Establecer un “mind-set” para el día: ¿Vamos a ser paciente con el tipo de persona que nos genera frustración? ¿Vamos a aceptar con serenidad los cambios imprevistos que trae la vida? Establecer qué mentalidad queremos tener durante el día y recordarla constantemente.

¿Qué hacer cuando ya nos sentimos ansiosos?

Soy consciente que hay personas con vidas más ocupadas que otras y, aunque considero que siempre es importante sacar tiempo para nosotros mismos, hay que ser realistas: no siempre se logra.

Cuando no tengo tiempo:

  • Organización tiempo-espacio: para mí, no hay nada más tranquilizante que estar ubicada en mis tiempos y mis espacios. Esto implica tomarme un momento para desconectarme de todo y todos, sentarme frente a mi calendario y organizar qué tengo que hacer, cuándo y dónde. La claridad mental que esto brinda es impresionante y también he notado que aumenta mi productividad. IMPORTANTE: cuando hago esto, tengo que tener una mente abierta que me permita aceptar la posibilidad de hacer cambios a mi plan a lo largo del tiempo, de lo contrario, no logré nada. Las cosas cambian y se pueden presentar imprevistos, pero más importante aún, nosotros cambiamos constantemente. Nuestras prioridades pueden cambiar y eso está bien, nada está escrito en piedra.
  • “Tough love”: cuando sentimos que no hay ninguna razón por la cual sentirnos de esta forma, a veces es necesario hablarnos de manera contundente para recordarnos a nosotros mismos que nos estamos ahogando en un vaso de agua. Esto no quiere decir tratarnos mal, pero frases como “Bueno, ya, no te está pasando nada”, pueden ayudar a sacudirnos de ese sentimiento y seguir con nuestro día. Se trata de tomar una postura firme, desde el amor, y recordarnos que todo está bien y que no tenemos por qué sentirnos así.

Cuando tengo tiempo:

  • Nutrir el alma: salir a tomar un café o llamar a una persona de confianza. Ni siquiera tenemos que hablar del tema, con el simple hecho de compartir una risa podemos reiniciar nuestro día por completo. Dibujar, leer, escribir, ir al gimnasio, en otras palabras, hacer lo que nos gusta hacer, es una excelente opción también.
  • Plasmar el porqué de mi ansiedad: escribir detalladamente cómo nos sentimos y qué creemos que nos llevó a sentirnos así. Este ejercicio no solo nos lleva a reflexionar sobre lo que estamos sintiendo, sino que, al verlo plasmado en papel, genera un mejor entendimiento sobre nuestras emociones y, así, más fácil de manejar se vuelve.

Recuerden que en la salud mental no hay absolutos, lo que funciona para unos puede no funcionar para otros. Si frecuentemente están experimentando altos niveles de ansiedad que interfieren con su funcionamiento o bienestar, es esencial que acudan a un psicólogo. Siempre es un buen momento para empezar a trabajar en nosotros mismos.

Con amor,

Chawi

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *